En las primeras décadas del siglo pasado se marcaron territorialmente algunas redefiniciones sobre las trasformaciones en los usos del suelo. Estas modificaciones se expresaron fundamentalmente en relación con cada espacio dentro de las ciudades. En las grandes y medianas ciudades del México, observamos cómo sus dinámicas entre lo rural y lo urbano, afloran constantemente una serie de fenómenos sociales, económicos, políticos, culturales y espaciales provocando cambios en el territorio manifestados históricamente; por lo cual encontramos realidades diferenciadas.  Este es el caso de las ciudades latinoamericanas que expresan sus formas y dinámicas de apropiaciones y de emplazamientos sobre terrenos públicos y/o privados. Esta hechura de construir ciudades nos aproxima hacia tres dimensiones físicas: a) como ciudades dependientes de las Áreas Centrales, concentradoras y centralizadoras de servicios, de infraestructuras y habitantes; b) ciudades medias y grandes multiculturales e informatizadas; interrelacionándose  para ceder en ambas direcciones mercados y fuerza de trabajo y, c) respecto a las grandes metrópolis con sus dinámicas propias para la reproducción del capital existe: centralización y concentración de capital y fuerza de trabajo.