Colombia no es ajena a la política internacional institucional y hegemónica del
desarrollo sostenible, si bien, algunos elementos de esta política desde su concepción
parecieran ser bien intencionados, queda claro en sus acciones y lineamientos estos
postulados más bien responden a intereses de grupos hegemónicos y vulneran los derechos,
cultura, territorios de las comunidades y el patrimonio natural de los lugares donde se
establecen las grandes corporaciones y megaproyectos con el aval de los estados.
Es cierto que para países como Colombia las políticas ambientales de desarrollo
sostenible resultan ser “fachada”, de supuestos proyectos en bien del trabajo y el mal
llamado desarrollo de las comunidades; estas iniciativas, por el contrario, resultan ser
descontextualizadas, de opresión y despojo y no cumplen con las expectativas generadas
para muchos, pero si dan garantías para pocos, generalmente foráneos u otros que siendo
locales están al servicio del extranjero.
En medio de este cotidiano panorama, se genera además un fuerte debate frente a la
instrumentalización de la educación ambiental, ya que se pretende cambiar sus objetivos
básicos y centrales establecidos desde Estocolmo, Tiblisi y Belgrado, para servir a
propuestas con fines económicos dentro de un modelo de desarrollo (sostenible). La
llamada “Educación para el desarrollo sostenible” en sus siglas EDS, viene en efecto a
apoyar el proyecto globalizado extractivista, expropiador e injusto con las diferentes formas
de vida, incluida la humana, es decir va en contravía con la educación ambiental per se,
como proceso de formación de ciudadanos, para el conocimiento, valoración, defensa y
toma de decisiones frente al ambiente, la cual es en todo caso una educación popular y
crítica no hegemonizada.

En consecuencia, este aparatado pretende generar un marco de referencia para
prácticas pedagógicas ambientales y comunitarias desde la perspectiva de la sustentabilidad
como germen de vida y apuesta emergente al mal llamado “desarrollo”, toma la educación
popular ambiental como propuesta alternativa, desde la intervención pedagógica en los
territorios desde la educación ambiental de base comunitaria como una de sus expresiones
posibles y la consolidación de la pedagogía crítica como respuesta de las comunidades a sus
conflictos socio ambientales.