El suelo es mucho más que la simple capa superficial de la Tierra; es un ecosistema complejo y dinámico que constituye la base de la vida terrestre. Su importancia es multifacética, abarcando desde el sustento de la biodiversidad, la producción de alimentos, Ecosistema Biodiverso y Hábitat, Regulación del Ciclo del Agua, Filtración y Amortiguación de Contaminantes, Regulación del Clima y Ciclo del Carbono y Soporte para la Infraestructura Humana. Si bien la mayoría de los microorganismos del suelo son esenciales para procesos ecológicos vitales como la ciclación de nutrientes y la fertilidad del suelo, también existe presencia de bacterias patógenas que desencadenan infecciones en humanos, animales y plantas, entre ellas destacan: Clostridium tetani, Clostridium botulinum, Bacillus anthracis, Listeria monocytogenes, Pseudomonas aeruginosa, Mycobacterium tuberculosis, Burkholderia pseudomallei, Nocardia spp