La intensificación de los sistemas agro-productivos ha contribuido de manera importante en el cambio climático, deterioro ambiental, cambio de uso de suelo, contaminación del agua, pérdida de la biodiversidad e intensificación de la agricultura. Sin embargo, la demanda de alimentos provocada por el crecimiento poblacional sigue impulsando la necesidad del crecimiento de la producción ganadera. Al respecto, es notorio que los sistemas de producción de pequeña escala son los principales actores a cargo de la producción. Ya que, son fuente de alimentos y de materia prima de empresas trasformadoras de alimentos para la población humana. Cabe destacar que los productores dependen de dichos sistemas ganaderos para su supervivencia. Los cuales, debido a la falta de políticas públicas pertinentes y de inversión privada o del Estado, no han podido encontrar alternativas eficaces y eficientes que mitiguen los efectos adversos del cambio climático. Por otra parte, en el mercado accionario se ha hecho visible esta conexión desde el punto de vista de las oportunidades como de los riesgos. Actualmente, el sistema financiero está desarrollando y utilizando instrumentos de inversión alineados con políticas que den respuesta al cambio climático, mejor conocidas como inversiones con criterios ESG (Environmental, Social and Governance), las cuales buscan la reasignación de capital hacia inversiones de emisiones menores de gases de efecto invernadero que consideren aspectos sociales, ambientales y gobernanza. En este sentido, se busca identificar los indicadores ESG para conocer puntos críticos de los sistemas ganaderos de doble propósito que permitan brindar soporte en la toma de decisiones para su tránsito a modelos sostenibles, mitigar los efectos adversos del cambio climático y asumir con seriedad los compromisos internacionales como el Acuerdo de París de 2015 y la agenda 2030.