Publicado em 23 de janeiro de 2023.

En diciembre 2019 recibí la notica más importante de mi vida, que la había
esperado por 7 años: me convertiría en mamá. El embarazo fue complicado por
cuanto hubo muchos problemas médicos que impedían que pudiera tener un
embarazo “normal”, tuve que hacer reposo absoluto durante todo el proceso
de gestación, mismo que transcurrió en medio de la incertidumbre y la crisis
sanitaria por la pandemia suscitada por la COVID-19 del año 2020.
Esta situación se vio matizada con un proyecto de emprendimiento
que, junto con mi esposo, habíamos empezado en agosto 2019. En octubre de
ese mismo año, en Ecuador, ocurrió una de las paralizaciones laborales más
fuertes de estos últimos 10 años, cuyas movilizaciones provocaron una pérdida
económica sustancial al país en donde los pequeños negocios nos vimos
severamente afectados… sobra decir que la pandemia del 2020 fue la estocada
final para muchos emprendimientos, que a pesar de intentar varias veces salir a
flote y abrir sus puertas, definitivamente sumaron parte de las víctimas mortales
en ese momento de crisis sanitaria, económica y por qué no decirlo, social.
En lo mencionado anteriormente, estuvo nuestro negocio, quebró. Nos
quedamos con una deuda que bordeaba los 40 mil dólares, con un bebé en
camino, un embarazo de riesgo que no era nada barato, el miedo, la tristeza
y una sensación de impotencia que no se puede explicar con palabras…
quedaría corta… pero que tenía que ver con esa impavidez con la que nuestros
gobernantes trataron a los comerciantes, emprendedores y familias ecuatorianas.
Es increíble, pero en medio de la crisis se suprimieron partidas presupuestarias
de muchos trabajadores del sector público y, esta situación sumada a lo anterior,
creó un ambiente social caótico, se buscaba la sobrevivencia, vender lo que se
podía a precios ínfimos… una banca sin escrúpulos que aprovechó el momento
para hacer refinanciamientos y reestructuraciones crediticias que, en vez de
ayudar a sus clientes o socios, los endeudaba más. No hubo piedad para el
sector comercial, quienes se enriquecieron en esta crisis fueron los negocios
dedicados a la salud: clínicas, laboratorios, farmacias, entre otros.
Por eso es que, conocedora de que la única forma de cambiar la realidad
es HACIENDO, decidí formular un proyecto de vinculación con la sociedad en
donde junto a mis 6 colegas, amigos y compañeros de trabajo pudiéramos apoyar
al Sector Artesanal y emprendedores mediante la educación virtual, gracias a
Iralda, Mariela, Cristina, Julio, Francisco y Marco por apoyar este proyecto. De
forma especial agradezco al Sr. Manuel Piña, Presidente de la Junta Provincial
de Defensa del Artesano de Cotopaxi por permitirnos colaborar con nuestros
conocimientos, a los Artesanos de la teja, en la Parroquia La Victoria del Cantón
Pujilí, Cotopaxi, Ecuador, por su apertura para poder obtener la información
necesaria que nos ayudó a formular los temas para capacitación.
Que nunca veamos a otra persona como nuestra salvadora, nosotros
somos los hacedores de nuestro presente y futuro, estudiar es bueno, pero
aplicar el conocimiento es mejor aún. Tengo fe que podemos hacer un cambio,
tengo fe que a pesar de las circunstancias externas que no podemos controlar sí
está en nosotros esforzarnos y hacer que los cambios sucedan, pero debemos
tomar acción.
Que este libro y el curso GRATUITO impartido mediante las plataformas
de Youtube y FBLive sea una fuente de apoyo y consulta para que apliquen en
sus negocios y juntos podamos salir de este ciclo económico difícil. Recuerden
que después de un final, siempre está la grandiosa oportunidad de un nuevo
comienzo.

Alisva Cárdenas-Pérez
Directora del Proyecto de Vinculación con la Sociedad
“Entreprenehur Artesanal. Reactivación Económica, Turística y
Productiva mediante la preparación académica virtual a los Artesanos de la
provincia de Cotopaxi”