Este ensayo reflexivo y analítico ofrece una crítica a las políticas públicas educativas del Estado de Chile, revelando que el sistema educativo ha perdido de vista los estándares de calidad en relación con la inclusión y la justicia educativa. Se identifica que el concepto dominante de calidad se basa en la competencia, la segregación y los rankings, lo que ha llevado a un estancamiento y una falta de dinamismo en la política educativa. Este enfoque posiciona a los establecimientos educativos como un instrumento de poder que perpetúa lógicas injustas de la sociedad. Además, se observa que la inclusión en el sistema educativo está limitada principalmente a necesidades y discapacidades específicas, sin abarcar todas las dimensiones de las diversidades. El discurso oficial, por lo tanto, muestra una falta de coherencia y dirección clara. Se propone un modelo de enfoque educativo desde el nivel político - pedagógico, develando un discurso centrado en el trabajo con su comunidad educativa, generando instituciones educativas que desarrolla políticas para una ciudadanía crítica e inclusiva, que genere la transformación política, cultural y pedagógica, en donde desde lo endógeno, se logre la educación inclusiva y la justicia social.